¿Tu bebé está listo para los alimentos sólidos?

Cada bebé es único y puede tener sus propias preferencias y necesidades. Introduce los alimentos gradualmente y presta atención a las reacciones alérgicas o intolerancias alimentarias. Siempre consulta con el pediatra antes de introducir nuevos alimentos en la dieta de tu bebé.

¡El momento ha llegado! Ese pequeño que solo conocía la leche materna está a punto de descubrir un mundo de sabores y texturas. A partir de los 6 meses, tu bebé necesita una nutrición adicional para seguir creciendo y desarrollándose. Su estómago aún es pequeño, por lo que los alimentos deben ser ricos en vitaminas y minerales, especialmente hierro, ya que el que obtienen de la leche materna comienza a disminuir.

La transición a los alimentos sólidos es un hito emocionante y, sí, un poco desordenado. ¡Pero no te preocupes, estamos aquí para guiarte en esta aventura

¿Por qué es importante la alimentación complementaria?

Introducir alimentos sólidos en la edad indicada es un paso crucial que le brindará a tu bebé grandes beneficios para su desarrollo y salud a largo plazo. Al ofrecerle una variedad de texturas y sabores en el momento justo, ayudas a fomentar:

• El desarrollo de habilidades de masticación: El uso de los músculos de la boca y la mandíbula se fortalece, lo que es esencial para el desarrollo del habla.
• El interés por la comida: La exposición temprana a diferentes sabores y texturas evita que rechace nuevos alimentos más adelante.
• Un crecimiento óptimo: Obtiene los nutrientes adicionales que necesita para seguir creciendo y desarrollándose, complementando a la leche materna.

Señales de que tu bebé está listo para la alimentación complementaria

Para empezar con los alimentos sólidos, no hay que ver la edad, sino las señales de desarrollo. La Organización Mundial de la Salud recomienda iniciar la alimentación complementaria alrededor de los 6 meses, pero el momento exacto lo marca tu bebé.

Aquí te mostramos las señales de que tu pequeño está físicamente preparado para este gran paso:

• Se sienta sin ayuda: Ha desarrollado el control de la parte superior de su cuerpo, cuello y tronco.
• Muestra interés por la comida: Voltea la cabeza o abre la boca cuando te ve comer.
• Voltea la cabeza cuando está satisfecho.
• Ha perdido el reflejo de extrusión: Ya no empuja la comida con la lengua al colocar una cuchara en sus labios, lo que le permite tomar la comida y tragarla.

Antes de empezar, siempre es una buena idea hablar con tu pediatra acerca de cómo comenzar a darle a tu bebé alimentos sólidos.

Preparándolo para su primera probada

La primera vez que tu bebé pruebe un alimento sólido es una experiencia memorable. Para que sea un momento divertido y relajado para ambos, aquí tienes algunos pasos sencillos para prepararlo todo:

• Tómate tu tiempo: Elige un momento del día en el que no tengas que apurarte.
• Amamántalo primero: Dale el pecho o el biberón para que no esté demasiado hambriento ni irritado.
• Siéntalo cómodamente: Asegúrate de que esté erguido en un asiento infantil o en su silla alta, con su cabeza derecha.
• Usa la cuchara adecuada: Elige una cuchara pequeña de plástico suave, diseñada para las encías delicadas de los bebés.
• Permítele explorar: Coloca un poco de puré en la charola para que pueda “dibujar con el dedo” y familiarizarse con la textura, el olor y la temperatura. ¡Es divertido y un poco desordenado!
• ¡El primer bocado! Siéntate frente a él, acerca la media cucharada de comida a su boca y espera a que la abra para colocarle el bocado. Trata de poner una pizca de comida en su labio. Si la acepta, coloca el siguiente bocado dentro de su boca cuando la abra.
• Sigue su ritmo: Alimenta a tu bebé tan despacio o tan rápido como él quiera y permítele que deje de comer cuando se sienta saciado.

Recuerda que si el primer bocado vuelve a salir, es un reflejo natural. Si a tu bebé no parece gustarle la experiencia, déjalo por ahora y vuelve a intentarlo más tarde.

De los purés a los trocitos

El viaje con los alimentos sólidos es una progresión natural en la que tu bebé avanza a su propio ritmo, descubriendo un mundo de sabores y texturas.

Los primeros pasos: Purés y texturas suaves (6-7 meses)

En esta etapa, la consistencia ideal es la de un puré suave o una papilla diluida. Es crucial introducir un solo alimento nuevo a la vez y esperar al menos tres días antes de ofrecer otro. Esto te permite identificar cualquier posible sensibilidad o reacción, como sarpullido, diarrea o vómito. Es importante que estos alimentos no contengan sal ni azúcar añadida.

Para empezar, puedes ofrecer cereales infantiles fortificados con hierro, como los de NESTUM®, mezclados con leche materna hasta lograr una consistencia diluida. Estos cereales están diseñados para aportar una gran cantidad de nutrientes esenciales en porciones muy pequeñas. Purés de carnes magras como el pollo o el pavo también son una excelente opción.

Ideas de menú: ¿Qué darle de comer a tu bebé de 6-7 meses?

Este ejemplo de un día de alimentación, creado por nutriólogos calificados, te da una idea de cómo satisfacer los objetivos nutricionales de tu bebé. Recuerda, cada bebé es diferente, así que siempre obedece sus señales de hambre y saciedad.

• Alimentación por la mañana: Leche materna (los bebés menores de 1 año no deben consumir leche de vaca).
• Desayuno: 2 cucharadas de fruta en puré (como pera o durazno) y 2 cucharadas de cereal infantil fortificado con hierro, mezclado con leche materna.
• Tentempié a media mañana: Leche materna.
• Almuerzo: ¼ de taza (o 4 cucharadas) de verduras en puré (zanahorias) y 4 cucharadas de carne en puré, acompañado de leche materna.
• Tentempié de la tarde: Leche materna.
• Cena: 2 cucharadas de cereal fortificado con hierro, mezclado con leche materna y 2 cucharadas de fruta en puré, acompañado de leche materna.
• Alimentación por la noche: Leche materna.

El resto de las tomas del día son de leche materna, que sigue siendo la principal fuente de nutrición.

Explorando nuevas texturas (7-8 meses)

Una vez que tu bebé domine la cuchara y los purés, puedes comenzar a espesar la consistencia de sus comidas para que el bebé alcance la habilidad de aceptar texturas más complejas, sepa manejarlas en la boca, aprender a masticarlas y a deglutirlas sin dificultad.

Además, puedes introducir una mayor variedad de sabores. Ya que tu bebé ha probado los alimentos solos, puedes empezar a ofrecer mezclas de todos los grupos de alimentos en pequeñas porciones.

• Carne: ternera, pollo, pavo, res, cerdo, hígado.
• Verduras: zanahoria, calabaza, chayote, papa.
• Frutas: manzana, pera, plátano.
• Cereales: arroz, maíz, trigo, avena, centeno, amaranto, cebada, tortilla, pan, galletas, pastas o cereales infantiles fortificados.
• Lácteos: yogurt, queso y leche infantil de crecimiento.
• Aceites, grasas y semillas “saludables”: del pescado, aguacate.

Una excelente opción para esta etapa son las compotas GERBER®, que ofrecen la nutrición que necesita en una variedad de sabores, sin azúcar ni sal añadida.

Un comensal más (8-12 meses y más)

Ahora que tu bebé ha probado los grupos principales, puedes ofrecerle alimentos en trozos más grandes y con diferentes cocciones. Para esta etapa, la textura puede ser más variada, ofreciendo papillas con pequeños trozos no triturados o trozos pequeños de carne y pescado para que él los tome con los dedos. ¡Puedes cocinar los mismos ingredientes de formas distintas para ver cuál le gusta más!

En esta etapa, la leche materna continúa siendo el alimento principal (al menos 500 ml/día), pero ahora el bebé ya puede comer de todo en 4 a 5 comidas regulares al día, como desayuno, media mañana, almuerzo, media tarde y cena, siempre en porciones adecuadas a su pequeño estómago, como ½ taza o 120g por comida.

Esto es lo que puede comer a partir de los 8 meses (sin azúcar ni sal añadida):

• Cereales: arroz, maíz, trigo, avena, cebada y derivados como arepa, pan, pasta.
• Tubérculos: papa, yuca, arracacha, ñame.
• Plátanos: verde, colí o guineo, maduro.
• Carnes: pollo, res, cerdo, ternera, pescado.
• Huevos: de gallina.
• Leguminosas: fríjol, lenteja, garbanzos.
• Verduras: zanahoria, auyama, habichuela, arveja, tomate, etc.
• Frutas: papaya, manzana, banano, granadilla, pera, mango, etc.
• Grasas saludables: aceites vegetales, aguacate.

Importante: En caso de que haya antecedentes familiares de alergia al huevo, debes esperar hasta los 12 meses para introducirlo. Las verduras crudas pueden ofrecerse a partir de los 12 meses de edad.

Recuerda, ¡la variedad es clave! Dale alimentos a los que tu familia esté acostumbrada para que se vaya habituando al menú.

Alimentos que debes dejar para después

Mientras tu bebé explora el mundo de la comida, es importante saber qué alimentos no son adecuados para él. Evita darle antes del primer año:

• Azúcar y sal añadidos: No son necesarios para su desarrollo y pueden crear malos hábitos alimenticios desde temprana edad.
• Bebidas azucaradas: Jugos, refrescos y otras bebidas no aportan los nutrientes que necesita.
• Leche de vaca: No es una bebida adecuada para bebés menores de 1 año.
• Miel de abeja*: La miel puede contener la bacteria que causa el botulismo infantil. No debe introducirse antes de los 12 meses de edad.

Alimentos que presentan riesgo de asfixia

Además, ten cuidado con los alimentos que pueden representar un riesgo de asfixia, como:

• Pasas y uvas enteras.
• Palomitas de maíz, frutos secos y semillas.
• Salchichas, trozos de carne o pollo.
• Cucharadas de crema de cacahuate.
• Frutas y verduras duras, crudas o voluminosas, como chícharos enteros, zanahorias crudas, pimientos, manzanas, duraznos, peras o ciruelas verdes.
• Goma de mascar y caramelos duros o chiclosos.

Consejos para la alimentación complementaria

La comida es mucho más que solo alimentarse. Al introducir los alimentos sólidos, cada textura y sabor, tu bebé descubre que tiene poder de decisión ("me gusta" - "no me gusta"), marcando así su primer paso hacia la independencia y ayudándole a descubrir su personalidad. Además, se siente parte de la familia al sentarse a la mesa con todos y los verlos comer.

¡Los bebés aman explorar!

Permítele a tu bebé comer solito para que explore con todos sus sentidos la textura, forma, color y temperatura de las comidas. ¡No importa si se ensucia! Este es un gran momento de estimulación que abarca desde las conexiones neuronales hasta la coordinación ojo-mano. Aunque haya utensilios en la mesa, sus manitas son la mejor herramienta.

No te rindas: superando la neofobia

A pesar de todos tus esfuerzos, es posible que tu bebé rechace algún alimento. Esto es parte de su proceso de descubrimiento. Para ayudarle a desarrollar un paladar más abierto y reducir el riesgo de aversión a la comida nueva (conocida como neofobia alimentaria), sé paciente. Tal vez necesites ofrecerle un nuevo alimento hasta ocho o doce veces antes de que lo acepte. No te preocupes si no lo come; lo importante es la experiencia de conocerlo.

Una vez que identifiques qué sabores le gustan más, trata de ofrecerlos al final o después de otro tipo de comidas para motivarlo a que vaya probando más cosas, nuevas verduras, texturas o combinaciones de sabores.

Un entorno relajado es clave

Haz de la hora de la comida un momento relajado y sin distracciones:

• Evita usar la televisión o tabletas.
• No lo obligues a comer ni a terminarse todo lo que hay en el plato.
• Permítele aprender a identificar cuando ya está satisfecho y a controlar su saciedad.

Con los alimentos sólidos, no solo le das a tu bebé una nutrición más completa, sino que le abres a un mundo de nuevas texturas y sabores que son esenciales para que desarrolle sus habilidades motoras y un paladar más variado.

Recuerda que cada bebé es único. Por ello, siempre consulta a tu profesional de la salud para que te guíe con una dieta balanceada, adecuada al peso y talla de tu bebé, tomando en cuenta las costumbres alimenticias de tu familia.

Si te interesa saber sobre otro método de alimentación complementaria en el que tu bebé es quien explora los alimentos por sí mismo, te invitamos a leer nuestra guía de Baby-Led Weaning.